Friday, February 2, 2007

Educación y responsabilidad

a EL ARGENTINO de Gualeguaychú 01/02/07

Carta abierta a los profesionales y docentes de la ciudad de Gualeguaychú

Cuando se recibe un título universitario se realiza un juramento que más allá de sus formalismos tradicionales compromete al licenciado en la defensa de la verdad y la ciencia por encima de la superchería y el prejuicio.

Por ello llama la atención que, al parecer, los profesionales de Gualeguaychú, ignorando este compromiso, no se hayan acercado ni temprano ni tarde a la autodenominada "Asamblea" para instruirles sobre las multiples y claras definiciones de los expertos científicos y tecnológicos en la materia respecto al caracter no contaminante de las pasteras a ser instaladas en la otra orilla del río Uruguay, así como sobre la objetividad y pertinencia intrínseca y metodológica de esos dictámenes. Su opinión, de seguro reconocida en la zona justamente por el ejercicio diario del rigor científico y el uso de las tecnicaturas en que son expertos, hubiera evitado los delitos y los daños y perjuicios emergentes de los cortes de ruta pero, más importante aún, hubiera llevado tranquilidad precisamente a quienes sentían irracionales temores ante lo nuevo y lo desconocido y de tan objetable manera reaccionaron.

De la misma forma asombra, de ser así, que los docentes primarios y secundarios de Gualeguaychú no hayan intentado masivamente en la emergencia enseñar aspectos básicos de la metodología científica y de la ciencias exactas y naturales tanto como de la Constitución Nacional y de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas de manera que sus coterráneos tuvieran mayores posibilidades de entender los hechos que erroneamente creían los afectaban y los peligrosos pasos que decidieron tomar y sus consecuencias. Como ejemplo, baste mencionar que el supuestamente terrible aumento de la temperatura del río por los efluentes de Botnia, usando tan solo conocimientos básicos de matemáticas y fisicoquímica, que se deberían dominar al egreso del secundario y se entienden mucho antes, puede calcularse sencillamente como inferior a las dos centésimas de grado.

La ecología no es un sentimiento, es una ciencia. Solo el conocimiento permite entender el medio ambiente y en definitiva tanto aprovecharlo como protegerlo. La carencia de estos conceptos es un handicap muy grande para cualquier sociedad que quiera ser viable y progresar en el mundo de hoy. Superando las fallas institucionales en materia educativa y la miseria política, cada uno de los que hemos tenido la suerte de recibir el precioso legado de una instrucción cabal deberíamos hacer lo imposible por extenderlo a los más desafortunados. La primera línea de batalla está desde hace más de un año en Gualeguaychú: la ignorancia debe retroceder, la ciencia y los derechos humanos deben ser respetados, rutas y puentes deben ser liberados inmediatamente sin más por quienes se han apropiado de ellos. La razón debe predominar sobre la fuerza; que esto sea posible, señores docentes, señores univertarios, aún puede estar en sus manos.


Notas:
- El autor es Doctor en Cs.Físicas, UBA 1984, ha realizado publicaciones internacionales en Física y Cs. de la Educación, ha sido profesor e investigador en FCEyN-UBA y subsecretario en la Sec. de Ciencia y Técnica de la UBA.

- Sobre el tema se puede ver también, La Nación-30 de diciembre 2005-Cartas de Lectores (accesible en Internet)