Monday, July 9, 2007

oiluJ eD eteiS

a HGS

Allá vamos! Tropel abajo, arriba, quien lo sabe. Que vienes tu a asuzarme con ese trapito, toma! A correr detras de aquel de traste enjuto! A ensartarle voy y casi, buena le he revoleado. A este otro logro acomodarlo en la pared contra la que intenta apretarse ya hace rato arrepentido de la "fiesta" y a aquel lo alcanzaré en la curva pisoteando antes a su amigo que acaba de caerse. Hala ! Quien le sigue? Jovenes varones de paso rápido y no tan presta finta, robustos escoceses y pesados bretones, vascos por hoy de todas las lenguas y las sangres, para vosotros mi embestida y mi cornamenta. Para hacer brotar vuestra sangre y verla correr sobre las piedras como la mía correrá en la arena. Chance os doy, cojeos de ella!, son vuestros los tiempos y las reglas. Ignoraré los atajos, los amagues y las ciencias que alguna vez aprendí, que toro soy y he de ser solo violencia. Dad de vos lo mejor, si en algo vale lo que vinisteis a hacer en esta "fiesta". Lo mio haré que ya veloz mi mortal frente se levanta y otro de los vuestros vuela. Y un otro cae y otro la queda.
No veo mujer entre vosotros. Su valentia muestran conteniendo en ellas lo que bestialmente mostrais en este encierro. Ya las quisiera aquí y ensartarlas también, pero como a aquella dulce que reinó sobre mí, Minos y Creta.
Otro más !, pobre de él. Ya casi sin aliento me lo quitan tres guapos entre juramentos. Doy vueltas en mis cascos y sigo el torrente taurino. Llegamos a la Plaza, al encierro, a esperar el incierto mañana de fin seguro entre espamentosas cobardías para las que, reconozco, hay que tener valor.
Mucho he transmigrado. No se decirlo mejor que el Maestro: fui tigre entre los tigres y baobab entre los baobabes. Muchas veces fui hombre. De ellas en cuatro ocasiones toqué el paraiso de las bibliotecas, dos el amor, muchas el sexo. Una vez creí alcanzar la sabiduría pero no supe refrenar la ira. Desde entonces llevo treinta y un San Fermín, sesenta y nueve me esperan todavía.

Sor Amor

Monday, July 2, 2007

Humphry Bogart desde la pantalla dijo mi nombre

Entre mis latidos y los del piano, escuche mi nombre. Mi nombre civil que hacia tanto no escuchaba. Con ese tan firme acento suyo. Papiito !!!
No podía ser. Úmperi Bógar, imposible! Que tontería! Pero volví a oirlo mientras me enderezaba.
Con un movimiento expulse a mi acompañante de entre mis piernas. Presté atención atentamente. Sacudiendome la excitación reciente, acomodándome el hábito.
Escuché. Nuevamente mi nombre, dos veces.
Pero ahora su voz venía desde detrás de la butaca. Mi nombre como una orden, mi voluntad poseida por su orden aún de smoking. Como que me tomaba de la mano, como que me llevaba hacia afuera ...

Y me encontré afuera en la calle nevada. Tenía diecisiete años y una madre superiora que supo hacer excelentes imitaciones en el vaudeville. Sus ojos todavía se reían de mi sorpresa mientras reacomodaba su voz para describirme los castigos que constituirían mi inminente temporada en el infierno.

Sor Amor